martes, 9 de enero de 2007

MÁS MAITENA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y qué preferimos? ¿La angustia de la inteligencia o la felicidad anestésica de la inconsciencia? Una y otra vez el mito del ignorante feliz...

Patricia dijo...

Gracias, Nacho, por entrar en este rinconcito y dejar un comentario.
Un caluroso saludo.