lunes, 15 de enero de 2007

LOS SONACIREMA

Todos sabéis, o la mayoría, mi pasión por la antropología. Y sí me he vuelto a matricular en la carrera pero va a ser que de nuevo no me vuelvo a presentar a los parciales, las circunstancias me lo impiden, prometo que en junio voy... de verdad, aunque tenga que ir arrastrándome...
A lo que iba es que estudiar, conocer o tener una visión antropológica te hace ser más consciente de las diferencias y las semejanzas de la culturas. Pero sobre todo te hace ser consciente de la cantidad de prejuicios que tenemos los seres humanos, esto en principio es algo natural, rechazamos lo desconocido porque nos asusta y su comportamiento nos resulta extraño.
En 1956, un antropólogo de nombre Horace Miner estudió los rituales exóticos de los Sonacirema. En su investigación, Miner señalaba que los sonacirema creían que sus cuerpos eran feos y que tenían una tendencia a enfermar y a debilitarse. Como se encontraban encarcelados en cuerpos insanos y defectuosos, en cada hogar y alrededor de una especie de altar adosado a la pared, llevaban a cabo rituales y ceremonias que tenían por objeto sanar los cuerpos. Para ello, guardaban en una especie de cofre los amuletos y las pócimas mágicas que empleaban en la sanación del cuerpo. Miner señalaba también que los sonacirema sentían horror, a la vez que fascinación, por la boca. Creían que la boca tenía una influencia decisiva en las relaciones sociales y que, si no fuera por las abluciones y rituales bucales, los dientes se les caerían, las encías les sangrarían y sus amistades les abandonarían. Para evitar esos males, realizaban un conjuro que consistía en introducir en la boca un haz de pelos de cerdo, untados con una poción pastosa, que movían rítmicamente de un lado a otro.
Dicho así, este comportamiento de los sonacirema, nos resulta extraño y extravagante, sin embargo cuando nos quitamos los prejuicios y procuramos ser un poco más receptivos nos damos cuenta de las similitudes de muchos comportamientos de otras sociedades y culturas, con la nuestra. Si no me creéis simplemente leed la palabra sonacirema al revés y repasad el texto anterior.
Los occidentales tenemos costumbres tan extrañas como cualquier grupo cultural del planeta. Mi conclusión es que el hombre occidental debería ser un poco más humilde, de esta manera el conjunto de la sociedad mundial marcharía mucho mejor.

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