viernes, 22 de diciembre de 2006

OS VOY A CONTAR UN CUENTO

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso:
-¿Jugamos al escondite?
La intriga levantó la ceja intrigada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó:
-¿Al escondite?¿Y eso qué es?
-Es un juego-respondió la locura-en el que yo me tapo los ojos y cuento hasta un millón, mientras vosotros os escondéis y cuando yo haya terminado de contar, el primero de vosotros al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e incluso a la apatía a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar; la verdad no quiso esconderse, ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la soberbia opinó que era un juego muy tonto, pero en el fondo lo que la molestaba era que la idea no hubiese sido suya.
Y la cobardía...la cobardía prefirió no arriesgarse.

Uno, dos , tres...comenzó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo, y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos; que si un lago cristalino ideal para la belleza, que si la rendija de un árbol perfecto para la timidez, que si el vuelo de la mariposa lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento magnífica para la libertad...así que terminó ocultándose en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, lo encontró ventilado, cómodo, pero eso sí, sólo para él.
La mentira se escondió en el fondo del océano, ¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris.
Y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes.
El olvido...se me olvidó donde se escondió...

Cuando la locura había contado 999.999, el amor aún no había encontrado sitio donde esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido quiso esconderse entre sus flores.

-Un millón- contó la locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra, después escuchó a la fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología y a la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la envidia y claro pudo deducir donde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado se un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la belleza.
Con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidirse aún de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos; el talento entre la hierba fresca, la angustia en una oscura cueva, la mentira detrás del arco iris, ¡mentira! si ella estaba en el fondo del océano, y hasta al olvido al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal y sus rosas. Tomo un palo y empezó a mover sus ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al amor. La locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo.
Por eso desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacía tiempo que no leía algo tan bueno y con tanta originalidad, de verdad. Supongo que es tuyo, de propia cosecha, así que no me queda otra cosa más que decirte que tienes tirón como para seguir por este camino, por si resulta que no se te había pasado por la cabeza. De verdad, me ha gustado muchísimo, me has dejado una sensación muy buena en el cuerpo. No conocía esta faceta tuya, explótala, de verdad. Me gustaría, si puede ser y con tu permiso, que me dejarás poner este cuento en mi espacio para que mis amig@s lo lean. Sé que a más de un@ le va a encantar, así que espero tu aprobación para poder publicarlo en mi blog, eso sí, con tu nombre, apellidos,...(el copyright, vamos), quien sabe quien vaya a leer tu cuento.Muy bueno, de verdad.

Anónimo dijo...

Hola Patri, que el anónimo de este comentario soy yo, Igor. Es que no pude poner mi nombre después de escribir la opinión, así que ya lo sabes. Que lo dicho, ya me dirás si puedo poner tu cuento en mi blog con tu consentimiento, y a ver si de alguna manera puedo ser tu "mánager", un beso guapa.

Patricia dijo...

Igor majísimo, el cuento no es mío que va ¡ya me gustaría tener tanta imaginación!La primera vez que lo oí fue a un cuentacuentos y me encantó, después lo oí en un programa de la radio de esos de por la noche que la gente manda poesías y cartas... Yo lo que he hecho ha sido recoger la idea y contarlo un poco a mi manera, intentando ser lo más fiel a lo que oí porque me parece precioso. Así que tienes plena libertad para ponerlo donde tu quieras!! y mandarselo a todo el mundo!! Eso sí sin mi nombre, que entonces sería yo la plagiadora!!
Gracias por entrar y leer mi blog, me hace mucha ilusión. Espero que sigas visitándolo. Un besazo!!!